¿Cómo parecerme más a un líder como Cristo?

09.02.2013 18:38

 

Bimestre Julio Agosto

Lección II

¿Cómo parecerme más a un líder como Cristo?

Miguel Fuentevilla Terán (Maestro en Filosofía)

Lectura bíblica: Daniel 1

Texto clave: “Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas”. Daniel 1:13

Objetivo: El joven cristiano reconocerá que para ser un líder, lo más parecido a Cristo, necesita del verdadero conocimiento de Dios, quien le permitirá desafiar los retos que le imponen su carácter personal y la relación constante con todo lo otro.

Introducción Ejemplos de fidelidad, santidad y temor a Dios, son una constante en la Biblia. Jóvenes, con una absoluta y plena convicción en las promesas reveladas por el Dador de la vida, se encuentran tras los grandes acontecimientos de la historia, como verdaderos puntos de inflexión, que marcan un antes y un después de.

       Situaciones comprometedoras, permanencia de reinos, vida de pueblos se encuentran ligadas a la decisión de líderes, cuya fidelidad a su Dios, les permitió aconsejar con justicia para el bienestar general, y con ello, testificar y glorificar a Dios. 

       Tal es el caso de los jóvenes de Jerusalén Daniel, Ananías, Misael y Azarías, llevados a la tierra de Sinar en el año tercero del reinado de Joacim rey de Judá, quienes tuvieron la plena convicción de vivir fiel, santa y píamente, fundamentados en el puro conocimiento de Dios, quien ofrece, como dice Calvino: “Verdadera sabiduría, firme virtud, perfecta abundancia”.

        El conocimiento de Dios en los jóvenes judíos fue fundamental, imprescindible, les permitió esperar en Él. Proponerse vivir apegados a sus mandamientos, aún a costa de ponerse en peligro, Pues Daniel se propuso no contaminarse con la comida del rey, así se lo dijo al jefe de los eunucos del rey.

       Prueba y compara, son palabras de un Daniel desafiante. Confiados, fieles, santos y temerosos de Dios. Finalmente fueron honrados con conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias, Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños. Sabiduría e inteligencia, diez veces mejores que todos los magos y astrólogos del reino fueron hallados Daniel, Ananías, Misael y Azarías.

       Los liderazgos juveniles propositivos, permanentes, lo más parecido a Cristo, son aquellos, cuya fuente es Dios mismo, quien da, según Calvino: “Sabiduría, luz, justicia, potencia, rectitud, y perfecta verdad”. Un liderazgo, lo mas parecido a Cristo, es aquel, que después de conocer a Dios, sabe como emplear ese conocimiento para tener cuidado de sí mismo, lo que implica ocuparse de la lectura diligente de la Palabra de Dios, negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguir a Cristo, cultivar los dones otorgados por el Espíritu Santo, permanecer en lo aprendido, y después de todo, el aprovechamiento del conocimiento se manifestará a todos.

      Por otro lado, el liderazgo juvenil más parecido a Cristo, implica reconocer el amor fraternal que deviene del conocimiento de Dios, como un principio de acción, para conducirse con los otros, suficiente además, para sobrellevar la carga que en ocasiones, representan las relaciones con el otro, en el terreno de las prácticas sociales. 

      Si el conocimiento verdadero de Dios es la base para tener un liderazgo, lo más parecido a Cristo, ¿Cómo obtener el verdadero conocimiento de Dios?        

    Desarrollo Un liderazgo, lo más parecido a Cristo, como líder por excelencia, nace del verdadero conocimiento de Dios.

       Conocimiento que solo puede obtenerse de una verdadera reconciliación por la fe en y con Dios, quien por su pura gracia, redime del pecado al hombre, precisamente por la obra expiatoria de Cristo, encargado de restituirlo en su gracia, amistarlo con Dios, justificarlo por medio del perdón de sus pecados.

        Se hace necesario, aproximarse a una definición de pecado. Siguiendo a Calvino pecado original es: “una corrupción y perversión hereditarias de nuestra naturaleza, difundidas en todas las partes del alma; lo cual primeramente nos culpa de la ira de Dios, y además produce lo que la Escritura denomina obras de la carne”. Que hace a los hombres vanos, frívolos, ignorantes, perversos, enfermos, inclinados a la adulación y satisfacción de sí mismos.

       Indudablemente, los otros jóvenes, compañeros de Daniel, Ananías, Misael y Azarías, en tierras de Sinar, aún y cuando fuesen prácticamente niños o adolescentes, en su naturaleza humana y en su natural modo de vivir, llevaban la huella indeleble del pecado, al igual que los jóvenes judíos, solo que Daniel, Ananías, Misael y Azarías, poseían el conocimiento del verdadero Dios y los otros jóvenes creían en diversas deidades. Piense en la crisis de esos otros jóvenes, no por su cautiverio político en Sinar, sino por la incertidumbre existencial que produce el desconocimiento del verdadero Dios, cuyo resultado es una oquedad irreconciliable entre el querer y el hacer. Bajo esa paradoja, ¿Cómo ser líder y aconsejar para llevar a un buen gobierno, si no se pueden dominar las inclinaciones en sí mismo? Un buen consejo que viene de la intriga, de la sospecha, de lo frívolo, no se tomará como consejo legitimado, pues no existe correspondencia entre el decir y el hacer. Bástese leer las palabras de Roboam, en el libro de los Reyes 12, aconsejado por jóvenes ajenos a la gracia de Dios, mi dedo menor es más grueso que la espalda de mi padre, él los castigó con azotes, yo los castigaré con escorpiones, decía Roboam. La impiedad en el hombre, impide ver los mandamientos y leyes de Dios. De hecho, el hombre cree tener suficiente razón para estar por encima de los demás, y minimizar al otro.

      La actitud del que se presume líder centrado en sí, carente del conocimiento de Dios,  es un saber técnico, profesional, vinculado a un tipo de actividad, aplicado a una situación concreta, pero, ajeno a las causas del conflicto, hasta disociado a los acontecimientos. Da respuestas concretas a un problema dado, casi algebraicamente.

       El liderazgo, más parecido a Cristo, es una vida incorporada, comprometida, descentralizada de sí, estrechamente relacionada al trabajo. Jesucristo en el Evangelio según San Juan 13: 13-15 dice: “Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hechos, vosotros también hagáis”. El modelo de humildad, de perfección, de liderazgo está en Jesucristo; marcó el punto de inflexión definitivo para el hombre.

      El conocimiento de Dios impulsa a despojarse de sí y centrar a Dios, es aprovechar el conocimiento que de Él se tiene, lo cual se hace manifiesto, por ejemplo, el liderazgo, es un bien entregado por Dios mismo, con la condición de contribuir al bien.

       El liderazgo más parecido a Cristo es aquél que le da el lugar que le corresponde al otro, sin embargo, para lograrlo se necesita de su justificación, de su aprobación, una vez justificado, lo que viene es la paz, la realización de la vida. Perdonado por Dios para vivir, es manifiestamente agradable, embellecido por el don de Dios, engrandecido. Dice la Biblia en el libro de los Salmos 32:1 “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado”.

       Desarrollar un liderazgo desde la justificación y la aprobación de Dios es lo más parecido a Cristo, simplemente, vence en todos sus caminos, haya el favor del príncipe. Porque ha aprendido a dominarse a sí mismo, según el Proverbio 16: 32 “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad”. En eso consiste el ocuparse de sí, ser como el sujeto de las oraciones, de los ayunos, de los desvelos, en conocerse, saber cuales son sus debilidades, los motivos de su enojo, de su indisciplina, de sus errores, de hablar antes de pensar. Buscar a partir del conocimiento de Dios la paciencia, en tanto que, la paciencia en el hombre es testimonio de su sabiduría, por siempre será mejor aquel que sabe dominar su temperamento, su carácter que aquél que gobierna una ciudad.

       El conocimiento de Dios robustece la anulación de ese egoísmo fatal, y convertirse hacia Él. De hecho Jesucristo lo dijo, niéguese a sí mismo. Para conocer a Dios es preciso, anular lo que se piensa que se conoce, para engrandecer el alma con la libertad de todo aquello que lo daña, es descubrir cual es su verdadera naturaleza, al mismo tiempo encontrar la salvación.

      Un liderazgo, lo mas parecido a Cristo, entonces es aquel, que después de conocer a Dios, sabe como emplear ese conocimiento para tener cuidado de sí mismo, conocer y hacer, el consejo es huir de las pasiones juveniles. Esa es la diferencia entre el que conoce a Dios y quien no le conoce. De lo contrario sucederá lo que al filósofo. Cantó las alabanzas por los hechos de su maestro, pero El se deplora y lamenta porque en su vejez sigue sin ocuparse de sí.

       Ahora, no se piense en un camino plagado de rosas, en realidad el verdadero liderazgo parecido a Cristo, implica confrontaciones, luchas incluso, deja huellas que lastiman, piense en Daniel, su compromiso, su fidelidad, el haberse propuesto en sí, cuidar de lo aprendido, permanecer y persistir en su confesión de fe, le representó rechazos, calumnias, críticas severas, aislamiento, incluso de muerte, proveniente del otro, que envistió mortalmente su libertad, su integridad, asaltado corporalmente, hasta el horno de fuego y el foso de los leones.   

      En el Evangelio según San Lucas 23:31 se leen las palabras de Jesucristo: “porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco que no harán?”. Por eso, la convicción del liderazgo parecido a Cristo necesita estar fundamentado en el conocimiento de Dios, como esa piedra angular de una vida siempre en relación con el otro.

       El liderazgo parecido a Cristo, basado en el conocimiento de Dios, inscribe al joven cristiano en el borde de la oración, cara a cara con Dios, al mismo tiempo frente a frente, con toda su intensidad afectiva ante quienes no son como el, frente a quienes no creen lo que el cree, que además pretenden dominarlo, hacerlo como ellos, lo cual, le exigirá realizar movimientos, en alguna ocasión, marcar su distancia, en otras, penetrar el terreno desconocido y proclamar su fe. De ahí que las prácticas sociales, encierran en su diálogo, una lucha, donde el joven cristiano está comprometido a inscribir su conocimiento de Dios que comprometa y alcance la reflexión y la experiencia de su entorno. Es así como su liderazgo será inflexivo. Su conocimiento de Dios lo librará de caer en tentación, de irse por la línea menos resistente, más aún, impregnará el ambiente social de su presencia, del vigor de sus palabras, puesto que es un joven líder conocedor de su Dios, máxime que, él solo sabe cuanto se ha hundido en la oración personal con su Dios, quien lo alienta y le robustece esos dones cardinales de fe, esperanza y amor, prudencia, justicia, templanza, fortaleza que iluminan su finitud que le alienta y le resplandece en la desnudez de su rostro.

      El liderazgo, lo más parecido a Cristo es aquél que le permite decir, prueba y compara, y haz según veas.

 

Conclusión Para que el liderazgo se parezca a Cristo, es básico el conocimiento de Dios. Es completamente garantizado el éxito en los proyectos emprendidos para el engrandecimiento de la obra de Dios en la tierra, en tanto que, el Espíritu Santo sustenta el trabajo.

      La Palabra de Dios, principalmente, los Santos Evangelios presentan el testimonio de la obra reconciliadora y mediadora, en la persona del Salvador y Señor Jesucristo, referido en la integridad de su naturaleza humana y divina, lo cual constituye un ejemplo de liderazgo por excelencia, en tanto que, logró unir la oquedad entre el decir y el hacer; puesto que sus palabras tuvieron eco en sus acciones. Enseñó sobre el perdón, pero también tuvo la capacidad de perdonar, habló sobre la humildad, su vida humana fue incansablemente humilde, en el sentido pleno de su humillación al Padre Dios, con ello dio su lugar siempre al otro.

     El conocimiento de Dios dinamiza la vida hacia una firme certeza de acción fiel, santa y temerosa a Dios, con una absoluta y plena convicción en su verdad. Por tanto, todo fiel cristiano siempre se encuentra desarrollando una forma de liderazgo en la vida.

      Para desarrollar un liderazgo, lo más parecido a Cristo, es necesario permanecer y persistir en el conocimiento de Dios.

      El liderazgo, más parecido a Cristo, es desafiante, frontal, determinante, más siempre desmarcado de un voluntarismo caprichoso, solo anclado en el conocimiento de Dios, consecuentemente, bendecido, toda vez que, como lideres son anotados como sus representantes, sus agentes, sus emisarios en la ejecución de su obra.

     Un líder parecido a Cristo, es aquél que sabe dominar su carácter, su temperamento, sabe emplear los dones del Espírito Santo para tratar con sus debilidades, no se deja vencer de lo malo. Sabe tener cuidado de sí, cultivando la lectura de la Palabra de Dios, se mantiene en la oración, en la comunión.

     Es reconocido por la comunidad por su solidaridad, apertura, actividad, por su ejemplo.

     San Pablo decía en su primera carta a los Corintios: “Sed imitadores de mí, como yo de Cristo” Su certeza es indiscutible,       

     El liderazgo, lo más parecido a Cristo es aquél que le permite decir, al líder; prueba y compara, y haz según veas.

A continuación hay unas preguntas que te ayudaran a reflexionar sobre el tema, puedes contestar las preguntas personalmente y después comentar con otros jóvenes

 

1.- ¿Por qué es importante el conocimiento de Dios para un liderazgo parecido a Cristo?

2.- ¿Por qué es mejor el hombre que domina a su espíritu que el hombre que gobierna la      ciudad?

3.- Explica de que modo tu liderazgo influye tu entorno social

4.- ¿Qué significado tiene en tu vida seguir a Cristo?

5.- ¿Cuáles son los dones que empleas para ser un líder, lo más parecido a Cristo? Comenta: